Entendernos no es casual

Hace ya un buen rato, te contaba qué era y con qué se comía el marketing de contenidos. En muy pocas palabras, el content marketing nos sirve para entablar una relación con nuestras audiencias.

Simon Sinek dice que “nuestros amigos no nos quieren por lo que hacemos, nos quieren por quienes somos”.

Esta idea, tan simple y tan contundente, es fundamental para entender cómo funcionan las relaciones entre una marca y su audiencia, entre una compañía y sus consumidores. Una comunicación efectiva no depende, entonces, del alcance, sino del impacto. Depende de cómo encaremos la interacción. Cuando una persona, marca o institución es capaz de transmitir su personalidad en sus mensajes, está en condiciones de hacerse querer, no por lo que hace, sino por lo que es. Y eso pasa en un nivel micro, en el uno-a-uno.

¿Alguna vez te preguntaste cómo se forman tus relaciones?
La amistad, se me ocurre a mí, se construye a base de dos elementos: complicidad y rituales. Esta es la idea que vengo a poner hoy sobre la mesa. Ahora te cuento cómo llegamos a eso.

Complicidad

La complicidad, tal como yo la entiendo, tiene que ver con los significados compartidos, y sobre todo con la manera en que se comparten. La complicidad es un modo de decir que entre vos y yo existe un código compartido, sabemos algo que el resto no, o lo comprendemos de un modo que el resto no, y eso nos une. La complicidad es un vínculo basado en una cosmovisión compartida.

rituales

Los rituales, por su parte, tienen que ver con la repetición y con la regularidad, con un espacio y un tiempo que se comparten en forma habitual: el mate de la mañana, la salida de los jueves a un bar, el fútbol del fin de semana, el asado del domingo, etc. Estos rituales crean familiaridad y una expectativa ante la llegada del próximo encuentro, reafirman nuestra confianza cuando ese próximo encuentro se concreta, como una promesa que se cumple, y reconforta la percepción de algo estable, que se extiende a lo largo del tiempo, a intervalos más o menos regulares. Si, además, ese encuentro se da con un cómplice, con alguien que entiende el mundo de un modo similar a nosotros, es todavía mayor el efecto.

Esto no aplica sólo a la amistad. De hecho, la complicidad y los rituales son la base de todas las relaciones humanas. Cuando Aristóteles postulaba que el humano es un animal social, estaba hablando de esto mismo. Una parte fundamental de la experiencia de ser humanos es ser humanos junto a otros humanos.

Buscamos entablar relaciones con otros como nosotros, porque nos dan seguridad y comodidad, porque le proveen a nuestras vidas un contexto en los que podemos sentirnos suficientemente a salvo como para relajarnos y ser nosotros mismos. Un vínculo de complicidad es un lugar seguro.

Como dice Lula Bertoldi en este video ↓, entendernos no es casual. Y mucha es la razón que tienen sus palabras. Nuestros vínculos no son casuales, surgen cuando las vueltas de la vida nos cruzan con otros que ven el mundo parecido a cómo lo vemos nosotros, y tienen la voluntad de repetir el encuentro cada tanto. Comunicar, entonces, no es sólo un componente del mix de marketing de una empresa, o el rol de un ejecutivo en alguna de sus áreas. Comunicar es acercarse a un otro y abrirse a la experiencia de descubrir qué tenemos en común. En una de esas, nos entendemos. Y entendernos no es casual.

3 comentarios en “Entendernos no es casual

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