Ideas Robadas III

Esta es la tercera y última parte -al menos por ahora- de esta pequeña saga que narra la-vida-después-de-que-te-desvalijen-la-casa.

En la primera parte, les propuse un cambio de óptica: vislumbrar nuevos horizontes, y ver de otro modo los horizontes actuales.

En la segunda parte, mi propuesta es que, tanto en las buenas como en las malas (pero se nota fuerte en las malas), lo que hace la diferencia son los lazos humanos.

En esta tercera parte, quiero hablarles de la resiliencia, que es la capacidad para adaptarse con éxito a la adversidad.

resilience_leafinground

¿Podemos adaptarnos a una situación traumática con éxito? Sí, y no sólo podemos, sino que hacerlo implica que podemos recuperar lo perdido, y además haber ganado algo de experiencia, y llevarnos dos ideas fundamentales para la vida y, por qué no, los negocios:

 

siempre se puede volver

Lo perdido se puede recuperar, los errores se pueden convertir en trampolines, y el éxito, como dijo alguna vez Winston Churchill, es «ir de fracaso en fracaso, sin perder el entusiasmo«. Y esta idea nos sirve para

 

perder el miedo A caer

Pasar por una pérdida traumática templa el carácter, y permite adquirir las herramientas necesarias para recuperarnos y reconstruirnos, pero sobre todo nos pone cara a cara con una realidad revitalizadora: si seguimos en pie, es porque somos más fuertes y resistentes de lo que creíamos, o al menos más fuertes que el golpe. Así descubrimos un nuevo límite para nuestras capacidades, nos damos cuenta de todo lo que podemos superar.

 

Nos pueden robar lo material, pero no las ganas de seguir creando, de seguir trabajando, de seguir adelante. Y para cerrar, una aclaración sobre el título de estas tres historias que son una sola:

Las ideas se pueden robar, pero no la capacidad para generar nuevas ideas.
Las ideas se pueden robar, pero es un robo que no quita: por cada buena idea robada (o compartida), hay dos personas con una buena idea.

Las ideas no se pueden robar, porque las ideas no tienen dueño.

 

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Ideas robadas I

Hace unos días, forzaron la puerta del edificio, entraron a mi casa y se llevaron todo lo que pudieron cargar -y aparentemente eran unos tipos notables, porque pudieron cargar un montón de cosas-.

Después de sufrir por las pérdidas, por la sensación de inseguridad intra-hogar, y por sentir que mi casa es un lugar vulnerable y vulnerado, empecé a pensar, y me quedó picando una idea. Los ladrones se llevaron todo, y yo no puedo deshacer eso, pero… ¿qué puedo llevarme yo de todo esto?

Si empiezo a descomponer el asunto, la primera cuestión que se me viene a la cabeza es que:

Rompieron la ley, e hicieron ganancias a raíz de eso.

 

No pretendo hacer apología del delito, ni promover que todos salgamos a hacer ilegalidades, pero sí se me ocurre que sería positivo empezar a pensar en salirse de lo establecido, en romper algunas cuantas reglas (no leyes), porque ahí podríamos hacer buenas ganancias.

Las leyes siguen vigentes. Pero muchas de las que llamamos ‘reglas del mercado‘ ya no lo están, porque no aplican a la realidad, y es necesario que nosotros mismos nos cuestionemos (primero), y que cuestionemos esas reglas (después) que rigen una irrealidad, y de paso, a las instituciones que pretenden imponerlas.Politically-IncorrectLas políticas que rigen sobre la vida son mayormente apoéticas; y la poética de la vida es casi siempre políticamente incorrecta. Aquello que es políticamente correcto, a menudo no es poéticamente estimulante.

Quizás romper algunas reglas sea una condición para arribar a alguna clase de ganancia, siempre y cuando ella no implique forzar la pérdida de otro.

 

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